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Sinopsis sobre Sandino guerrillero proletario de Carlos Fonseca Amador

10 Jun

Por Magali García Moré

Carlos Fonseca Amador

Carlos Fonseca Amador

Durante una visita de trabajo a Nicaragua en 1982, el Departamento de Propaganda y Educación Política del FSLN editó unos títulos en pequeño formato entre los cuales se encontraban tres cuya autoría correspondían a Carlos Fonseca Amador. Uno de ellos era Viva Sandino, una biografía del Héroe de las Segovias , donde en la presentación se daban los pormenores del origen y proceso que permitió la redacción de este documento realmente único.

Explica Jaime Wheelock, autor de dicha presentación, que el libro estuvo prácticamente perdido, algunas páginas habían sido impresas unos años antes del triunfo sandinista, pero las otras se mezclaron con miles de documentos, cartas, estudios que se fueron acumulando como parte del archivo del Frente y de la papelería de Carlos Fonseca, propiamente. Poco a poco fueron rescatadas como escritos separados –y no como parte de una misma obra—con el inestimable valor de ser trabajos inéditos del Jefe de la Revolución Popular Sandinista.

Wheelock subraya además que a ello se suman los muchos de los escritos de Carlos Fonseca preparados y redactados en la clandestinidad, en la prisión, desde el campo o la montaña. Este libro sobre Sandino “perseguía recobrar en su más precisa dimensión política, la gesta, el pensamiento y la magnitud histórica de El General de Hombres Libres”.

Viva Sandino consta de tres partes: una introducción que da título al libro; le sigue una cronología documental que reúne los pates integrantes de la gesta libertaria, y cierra con el ideario sandinista. El libro logró armarse en los años sesenta, a pesar de las limitaciones del acceso a bibliografía que le imponía la vida clandestina, pero contó con la contribución de muchos militantes a quienes Carlos, “como si se tratara de otra actividad conspirativa, dispersaba por bibliotecas públicas, universidades y colecciones particulares a recuperar el valioso material”.

Al terminar el texto, Carlos expresó que “se trataba en todo caso de un trabajo no acabado, sujeto a revisiones en el futuro (…) y que por lo mismo se lo dejaba a la militancia, al Frente Sandinista, para que fueran los hombres del futuro los que finalmente se encargaran por él de concluirlo”.

De esas páginas doblemente históricas por tratarse de la vida de Sandino escritas por el Jefe del Frente Sandinista de Liberación Nacional, Carlos Fonseca Amador, ofrezco un brevísimo resumen que forma parte de un libro en proceso de edición, justo en el año en que se cumplirán el 35 aniversario del triunfo de la Revolución Sandinista y recién conmemorado el nacimiento de Augusto César Sandino., el 19 de mayo de 1895.

SANDINO GUERRILLERO PROLETARIO
Por Carlos Fonseca Amador

Augusto César Sandino

Augusto César Sandino

Augusto César Sandino, el obrero de procedencia campesina que combatió con las armas contra los invasores norteamericanos en Nicaragua, nació en Niquinohomo el 18 de mayo de 1895. Desde la infancia trabajó en el campo.

En 1912 viajó fuera del país, al igual que miles de nicaragüenses. (…) En México trabajó en Cerro Azul, Veracruz, como obrero mecánico de las instalaciones de la compañía petrolera norteamericana Huasteca Petroleum Company. Despreciando el privilegio de su condición de obrero calificado decidió regresar a la patria y ocupar un lugar en la lucha.

Desembarcó en Bluefields, Costa Atlántica de Nicaragua, donde se hallaba el centro del movimiento armado contra el gobierno títere instalado por el imperialismo. De aquí partió hacia las Segovias, montañosa zona del norte de Nicaragua. En Guazapo, en el extremo norte de las Segovias, instala su campamento rebelde.

Las escasas e ineficientes armas que poseía el pequeño grupo de patriotas obligaron a Sandino a emprender la marcha hacia el lejano Puerto Cabezas, situado en el litoral Atlántico y donde tenía su asiento el mando liberal que disponía de armas modernas para la guerra que sostenía contra el gobierno conservador.

Sandino y sus compañeros recorrieron mil kilómetros de río y selva en el viaje de ida y regreso entre la montaña y la costa. Pero con la ayuda de algunas mujeres del puerto, obtuvieron cerca de cuarenta armas que habían sido abandonadas por las tropas liberales.

Sandino y sus compañeros regresan a Guazapo y desarrollan una campaña ofensiva desde el Norte hasta el Centro del país (…). La fuerza intervencionista yanqui controla una serie de puntos del país y además, Estados Unidos le facilita al gobierno títere 3 mil rifles, 200 ametralladoras y 3 millones de cartuchos.
Luego de tomar la ciudad de Jinotega, Sandino y su columna segoviana de 800 hombres, muchos sin armas, se dirigieron hacia el centro del país donde ocuparon la población de San Ramón, en el Departamento de Matagalpa. (…). Se avecinaba la batalla final de la guerra entre liberales y conservadores.

El país estaba en víspera de acontecimientos importantísimos a principios de 1927.  En enero habían desembarcado en el puerto de Corinto fuerzas norteamericanas integradas por 3 900 soldados, 2215 oficiales y 865 marinos.

El 4 de mayo de 1927, el liberal José María Moncada se entrevista en El Espino Negro de Tipitapa, con Henry L. Stimpson, representante del imperio yanqui. Moncada traiciona entregando las armas rebeldes a Stimpson. El traidor pacto liberal de El Espino Negro demostró que laburguesía nacional nicaragüense se asociaba definitivamente a las clases feudales y reaccionarias.

Sandino, el más preclaro hijo del pueblo nicaragüense se irguió frente
a la traición y continuó empuñando las armas.(…).

Más tarde, en el Manifiesto de El Mineral, suscrito desde San Albino, demuestra su patriotismo, expresa su sentimiento clasista contra los oligarcas criollos y los invasores yanquis, y destaca su preocupación por los oprimidos.

El 12 de julio de 1927, el comandante yanqui Hatfield, a cargo de la plaza militar de Ocotal envía un ultimátum a Sandino. El Héroe de las Segovias le contesta al día siguiente:

“Recibí su comunicación ayer y estoy entendido de ella. No me rendiré y aquí los espero. Yo quiero Patria libre o Morir. No les tengo miedo: cuento con el ardor del patriotismo de los que me acompañan.

Patria y Libertad. A. C.
Sandino”.

Cuatro días después, en Ocotal se enfrentaron 60 hombres de Sandino contra un enemigo más numeroso, que incluso usaba aviones.
Aunque el optimismo de Sandino jamás decae, no oculta la difícil situación de su pequeño ejército. Después del combate de Ocotal, escribiría las siguientes palabras:”Siguió la lucha enconada y hubo alternativas. Vencimos y nos vencieron”.

La generalidad de los guerrilleros procedía de la población campesina de las regiones combatientes y por esto tenían un dominio absoluto del terreno. (…) Los sandinistas le entregaron a los propios campesinos que los acompañaban alimentos, ropas, calzado, medicinas, herramientas, etc.

De esta manera se fortalecían y garantizaban el apoyo de la población lugareña. Los soldados de Sandino, a quienes el enemigo calificaba de “bandoleros”, vestían harapos. Con frecuencia no usaban más frazada que rimeros de hojas de plátanos para resistir el frío en las cumbres de las Segovias.

En 1932 la zona guerrillera se extiende por la mayor parte de las áreas rurales del territorio de Nicaragua. Las zonas de operaciones guerrilleras abarcaban regiones de la Costa Atlántica, Chontales, Matagalpa, Jinotega, Nueva Segovia, Estelí, Managua, Chinandega y León.

El territorio que controlaban los sandinistas tenía un perímetro de más de mil kilómetros, cuyos puntos extremos fueron: Chichigalpa, al oeste, San Francisco del Carnicero y Santo Domingo de Chontales al sur, Puerto Cabezas y Cabo Gracias a Dios por el este y casi toda la frontera con Honduras por el norte.

En enero de 1933 pasa a ocupar la jefatura del gobierno Juan B. Sacasa. Las columnas guerrilleras llevan ya varios años de tenaz y heroica resistencia con las armas en las manos.

El héroe accedió a suscribir un convenio con el gobierno de Sacasa, solamente después de producirse la ignominiosa retirada de los invasores yanquis del territorio nicaragüense.

Tal retirada fue la culminación de la gran victoria militar de los guerrilleros sandinistas.

El 21 de febrero de 1934, el embajador Bliss Lane se comunica con
Somoza en dos oportunidades. El mismo día se reúne el procónsul yanqui con José María Moncada, íntimo de Somoza.

Augusto César Sandino y sus hermanos de armas Francisco Estrada, Juan Pablo Umanzor y Sócrates Sandino, son asesinados. (…).

El vil asesinato del héroe nicaragüense es la culminación de
veinticinco años de crímenes cometidos por los agresores yanquis y los
oligarcas vende-patria desde la recrudecida intervención imperialista
de 1909.

Durante un cuarto de siglo de dolor y combate, cerca de 25
mil hijos de Nicaragua fecundaron el suelo sagrado, que algún día
inexorablemente verá florecer la libertad y la justicia.

 

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