PINTORES NICARAGÜENSES 
Alejandro Aróstegui

Alejandro Aróstegui (1935-) Pintor, dibujante, muralista, nicaragüense nacido el 4 de julio de 1935 en Bluefields, Nicaragua. Pintor nicaragüense considerado de gran importancia en Latino América. Introdujo una visión universal con el uso de elementos no tradicionales en la pintura Nicaragüense. Fundador del Grupo, galería y revista Praxis. Reconocido por prestigiosos críticos de Latino América, Estados Unidos y Europa. Ha realizado exposiciones individuales en importantes museos de América y Europa. Trabaja en técnica mixta, collage y texturas sobre tela dentro del paisaje telúrico y lacustre nicaragüense.



César Izquierdo

César Izquierdo (Santa Cruz del QuichéQuichéGuatemala, 18 de abril 1937 – Guatemala 30 de enero 2015) fue un pintor y dibujante guatemalteco que exhibió sus obras en más de una docena de países del mundo, tanto en exposiciones individuales como colectivas (Elías, 2015)

Vida

Izquierdo fue hijo de Marcos Izquierdo y María Echeverría.  Estudió en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de Guatemala y en la Escuela Nacional de Bellas Artes de Nicaragua (Elías, 2015).
Exhibió sus obras en museos de EspañaHolandaFrancia e Italia y fue profesor de dibujo, pintura y anatomía en Guatemala, además de ser director de arte de agencias publicitarias (Díaz Castillo, 2010).
Su estilo era expresionista y dentro de sus técnicas estaban la plumilla, la tinta, el lápiz y el pastel. En cuanto a sus temas, sobresalen la figura humana y la libre creatividad (Móbil, 2002).
En cuanto a distinciones y reconocimientos, recibió una beca de estudios en el centro de estudios antes mencionado de Nicaragua y ganó el premio Silvio Miranda en el país centroamericano, otorgado por Diners Club Internacional. También tiene dentro de su hoja de vida exposiciones personales y colectivas en casi todos los países de Centroamérica, Estados Unidos, Alemania, Italia, Bélgica y Estonia. Izquierdo vivió varios lustros en Nicaragua (Díaz Castillo, 2010).





Orlando Sobalvarro


PINTOR

NICARAGUA 1943 [ ... ]

Sus abstracciones, sus transfiguraciones, sus ventanas abiertas hacia una herencia cultural rescatada par el como materia prima para una poetica visual donde cielo y tierra, luz y tinieblas adquirian una densidad de antiguos simbolos mesoamericanos: ojos de buhos, picos de aguilas, plumas de serpientes, alas de mariposas -quetzales, fauces de jaguares, lunas y soles en eclipse-, todo en color de barro cocido y decorado.

RAQUEL TIBOL






Si hay un pintor entre nosotros en cuya obra la naturaleza se perciba a través de formas profundamente espiritualizadas, ese es Orlando Sobalvarro, extraordinario intérprete del paisaje nacional, en especial el de su región natal, Chontales y el de las curvaturas emblemáticas de Amerrisque, mágicas formaciones terráqueas de nuestra América.
Maestro del abstraccionismo telúrico, Sobalvarro conoce la naturaleza en profundidad, sus formas, su misterio ancestral. Sabe que lo biológico (del ritmo ondulante y húmedo de la vida) es esencial, que el árbol, el pájaro, la planta, los ovarios, la semilla viviente tiene su propio simbolismo profundo que hay que delinear y abstraer hasta hacerlo universal, independientemente de su humus o su geografía concreta.
Desde los años 60 Sobalvarro se impuso en el panorama de la plástica nicaragüense y latinoamericana sin haberse adscrito a ninguna escuela de moda, conservando siempre su pasión y su deslumbramiento primerizo, sus ojos asombrados de niño que siempre ven y auscultan.
Así, este benedictino del color ha ido de la tierra al cielo y del cielo a la tierra. Tierra, cielo, vuelo y transparencia, cuatro palabras claves para adentrarnos en la poética plástica de Sobalvarro, palabras que implican una dialéctica, una magia en donde se fusionan las costras de la tierra quemada y volcánica con las transparencias de las nubes y el éter encendido, las formas puntiagudas y ocres de la geografía natal con el vuelo del ave o de los huesos a través del cielo.
En una muestra del artista, integrada por cuadros realizados de 1997 a 1999, pudimos apreciar, en primer lugar, la persistencia de su original abstraccionismo ejecutado siempre con su característica elegancia e impecabilidad. Siempre los colores ocres o amarillos del paisaje quemado del verano, los árboles y las lunas en ocres y naranjas, los nocturnos que parecen volar al otro lado del mundo, la mujer, símbolo de la vida creadora y el pájaro, símbolo del vuelo, los encuadres dentro del encuadre, las ventanas dentro del marco. 

Impactante por su profesión armónica de colores y su música interior es el tríptico magia cicense, (inicialmente titulado Los tres reyes magos) lienzo que comunica gran alegría y remozada serenidad espiritual. Serenidad, equilibrio, música de las esferas que Sobalvarro anda buscando desde hace más de una década, estimulado por el estudio de grandes poetas metafísicos como Alfonso Cortés.
En esta exposición presentó dos cuadros basados en la lectura de los Cantos de Cifar de Pablo Antonio Cuadra. En uno (El nacimiento de Cifar) introduce elementos novedosos en su plástica: los peces, las aguas del Gran Lago, los enormes brazos alzados a la espera del legendario héroe. Un Sobalvarro que nos configura un paisaje lacustre como si fuera el universo entero, como concebido antes del descubrimiento de la redondez de la tierra. 

OMAR DE LEON

Magonia significa mundo de los sueños, de la fantasía y de la imaginación. Omar d´ León, pintor y poeta nicaragüense, sonríe al dar el significado de esta poco usada palabra: “es un cuento de amor, de paz, es un reino mágico, maravilloso. Es una palabra de vibración positiva”. Más bien, por la forma en que él habla, pareciera que la palabra toma significado en sus labios.

Por esa razón, porque magonia es una palabra de “vibración positiva”, así se llama la futura exposición de óleos y dibujos de Omar d´ León: Vía Magonia. Además, magonia también es el nombre de la quinta en donde el pintor vive. En la exposición se podrán admirar, entre otros, 16 óleos y 15 dibujos en sepia-black.

Aunque en Nicaragua muy pocos artistas se dedican a dibujar con plumilla y a tinta, Omar de León ha decidido presentar dibujos en esta próxima exposición porque asegura que es hora de que en Nicaragua se vaya conociendo este género. Sin embargo, afirma que las pinturas, aunque tienen más valor monetario, se venden más que los dibujos. “Es un fenómeno raro, pero así es”, afirma.
El primer acercamiento que este pintor tuvo con el mundo creativo fue la música. “Es algo raro, porque mi primera influencia fue la música. Mi abuela materna y todas mis tías eran pianistas y músicas y tenían una selección de música clásica de primera. Entonces lo primero que se fue criando en mí fue el sonido de la música, que es el arte óptimo”, sostiene. Pero un día a ese niño, que había nacido bajo la influencia de la música, mientras transcurría su séptimo año de vida, se le apareció la pintura y se instaló en su vida para nunca más salir.
Ese niño que conoció la pintura muy pequeño, hoy ya con casi 83 años, sueña con una muerte tranquila: “un ataquito al corazón frente a un lienzo o si acaso alguna enfermedad, ya está permitida la eutanasia y entonces que me inyecten mi jeringa y con una quinta de Beethoven o algo de Mozart, frente al mar, en un atardecer. Y que me echen unas rosas al mar, las tan clásicas rosas”. Y luego de morir pide que sus cenizas, a las que él insiste en llamar calcio, sean arrojadas la mitad a La Boquita y la otra mitad en una montaña de California, que es su segunda patria.

La inspiración para pintar a Omar d’ León le llega de todos lados: de la naturaleza, del mar, de los seres humanos. Pinta ocho horas al día y solamente con luz natural y un poco, solo un poco, de luz artificial. Además de pintar, también escribe. Escribe poesía. Incluso, próximamente también publicará su libro de poemas, de más de mil 300 poemas escritos desde 1950. Ya tiene dos libros publicados.
Omar d’ León afirma que no le gusta repetirse en sus pinturas. “Voy haciendo bocetos diferentes para ir cambiando. Muchas veces digo yo que mi estilo es que no tengo estilo, porque soy muy cambiante, son periodos”, asegura. Además, puede que un día se levante con ganas de pintar naranjas y al otro con ganas de pintar penes, que en pintura un pene es igual que una nariz. No hay intenciones más allá del arte.
La exposición Vía Magonia se presentará en el Instituto Nicaragüense de Cultura Hispánica, INCH, el miércoles 30 de enero. Los óleos y los dibujos tendrán precios especiales para el público nacional. Mientras llega ese día, el pintor Omar d’ León  asevera que “pintar es lo único que me queda”.


Leonel Vanegas

 nació en Managua, Nicaragua en 1942. 


Leonel Vanegas perteneció a la generación de pintores que se dio a conocer en la década de los años sesenta. Ex alumno de la Escuela Nacional de Bellas Artes, Vanegas se forma a sí mismo en contacto con sus compañeros del Grupo Praxis. Pronto prescinde del impresionismo e influenciado por Armando Morales se acoge al abstraccionismo para expresar su arte y su mensaje. 

En esos años, su evolución pictórica pasa del paisaje árido y duro, dominante en la serie de obras realizadas al Norte del lago de Managua, al informalismo abstracto de la colección que integra su primera exposición individual en la Galería Praxis, a principios de 1964. 



El abstraccionismo de Vanegas, le permite rechazar la realidad que le rodea y adquiere su máxima expresión en la serie de cuadros de gran formato que produce a finales del mismo año de 1964 (“Rostros oxidados”, “Reflejos Nocturnos”) donde la textura se impone sobre el color, reducido al uso violento del negro y el blanco. Y cuando en 1965 regresa al figurativismo, lo hace, como señala Alejandro Aróstegui, “sin la menor traza de deleite estiticista”, sino de una manera agresiva y airada, como para que no quede duda de la náusea que le producen la podredumbre y las injusticias de la sociedad opresora en que vive. La serie de los “perros muertos” es representativa de este momento de la ira iluminada de Vanegas. 




Esta incursión en lo figurativo le permite luego, y tras una permanencia de dos años en Nueva York, fusionar todos los elementos que caracterizan su obra de madurez y que le vale un lugar muy especial en la plástica nicaragüense

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Leoncio Sáenz



El “Padre del dibujo nicaragüense”


Leoncio Sáenz nació el 13 de enero de 1935, en Paxila, Matagalpa, hijo de Víctor Manuel Sáenz y Leoncia Sáenz Picado. Se educó en el Colegio San Luis, Matagalpa, y a temprana edad ganó el primer lugar del Premio Nacional de Pintura, y con ello una beca para estudiar artes plásticas en la Escuela de Bellas Artes de Managua, dirigida por el maestro Rodrigo Peñalba.


Leoncio, junto con César Izquierdo, Leonel Venegas, Alejandro Aróstegui, Genaro Lugo, Orlando Sovalbarro, Luis Urbina y Arnoldo Guillén, fundan el grupo Praxis, conformado por jóvenes valientes y decididos a conquistar la cima de la plástica nicaragüense.

El “Padre del dibujo nicaragüense”, como se le llamaba, recibió grandes reconocimientos. En 1981: Certamen Nacional de Artes Plásticas. Premio en Pintura, Managua, Nicaragua; 1983, participa en el Certamen Nacional de Artes Plásticas “Luchemos por la Paz y la Soberanía”; en 1984: Simposio de Pintura en Bovenzi y gana el Premio de Pintura Grabrovo, Bulgaria.



Sus magníficas obras recorrieron Nicaragua, Guatemala, México, Estados Unidos, España, Puerto Rico, Panamá, Honduras, Costa Rica, Perú, Brasil, Cuba, Unión Soviética y Bulgaria.

Sáenz fue miembro fundador de la Unión Nacional de Artes Plásticos (UNAP); también de la Asociación Sandinista de Trabajadores de la Cultura (ASTC).


Había retornado a Matagalpa
Matagalpino de nacimiento y de corazón, se trasladó a Managua para seguir pintando y hablando a través de sus pinturas de la hermosura de su patria, de su pueblo natal, de sus bellas mujeres y de los hermosos paisajes.


Sáenz, quien fuera homenajeado en el Club Social por su trabajo junto a otro grupo de intelectuales matagalpinos hace algunos años, fue sorprendido por la muerte en el barrio “Rodolfo López” de esta ciudad, donde habitaba con unos familiares.

La vela del pintor se realizó en La Ronda, adonde amigos, intelectuales y población en general asistieron para despedir a quien dio mucho por Matagalpa, tanto en el campo cultural como en el social.



 Genaro Lugo



El conocido y apreciado artista plástico nicaragüense Genaro Lugo, se rindió la muerte ayer jueves 21 de enero a las 3: 05 de la tarde. Fueron 76 años los que vivió este creador, cuya obra le valió reconocimientos más allá de Nicaragua.

Lugo fue unos de los más destacados pintores del famoso grupo de artistas e intelectuales que causó época en los años sesenta, bajo el nombre de “Praxis”, y en el que destacaron brillantes exponentes de las artes plásticas, como Alejandro Aróstegui, Leonel Vanegas, Leoncio Sáenz y Arnoldo Guillén, entre otros.

De 1959 a 1963, Genaro estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes; en 1963 formó parte del Grupo “Praxis”; del 67 al 69 estudió en la Academia de Bellas Artes de Florencia, Italia.

Genaro falleció víctima de cirrosis hepática, y según informó su esposa, doña Erayda Baca, comenzó a sentir los efectos de la enfermedad en noviembre del año pasado, después de que una hija suya lo llevó donde el médico, para luego ser atendido varias veces en el Hospital “Manolo Morales”.

El talentoso pintor nicaragüense fue enviado luego al Hospital de la Policía Nacional “Carlos Roberto Huembes”, donde estuvo hospitalizado hasta su deceso, según informó su esposa, con la cual el pintor convivió en su casa de la Colonia Centroamérica durante 42 años.

Genaro Lugo nació en El Salvador, en 1933, después que sus padres emigraron a ese país debido al conflicto armado producido por la sublevación de los generales Luis Mena y Marcelo Castañeda, contra el gobierno conservador de Adolfo Díaz, apoyado por Estados Unidos.

Fama y bohemia

Según Erayda, la bohemia de los pintores, la fama, los viajes a Europa, los premios que recibió, le hicieron probar vinos, güisquis y tequilas, aunque no bebía ron. “Finalmente terminaron por hacerle daño”, lamentó. La esposa del artista nos mostró más de cien obras de su esposo, en cuadros que permanecen distribuidos en todas las paredes de su casa de habitación.

El pintor procreó cuatro hijos con Erayda, el menor de ellos falleció a los quince años en El Salvador, después de que su madre lo sacó del país durante la guerra contra la dictadura somocista. Los otros son dos varones, Genaro y Danilo, y una mujer, Cristian, que también es artista plástica.

Una fiesta y ahí comenzó todo

Cuando tenía catorce años y vivía por la iglesia San Antonio, de la vieja Managua, a través de unas amigas, Erayda conoció a Genaro. Entonces a ella no le gustaban los hombres de baja estatura, pero el destino la llevó a unirse al pintor.

Fue por un bautizo que hubo en su casa que conoció a Genaro, quien antes había sido novio de varias de sus amigas. Entonces Lugo vivía en el barrio San Sebastián. Erayda esperó a un amigo que saliera de clases y le habló de la fiesta, y lo invitó a que llevara a otros muchachos… “y ahí iba quien iba a ser mi marido”, dice.

“Era guapísimo, y hasta le llegué a decir muñeco”, dice Erayda, quien recuerda que, en cierta ocasión, luego de una decepción amorosa con una de sus amigas, Genaro le dijo: “Viéndolo bien, estoy enamorada de vos”. Erayda le dijo: “Ah, no. Yo no voy a ser plato de séptima mesa”. “Es que a mí me enamoraban en esa época unos ocho hombres”, recordó.

“Yo era coqueta y media, y bueno, él comenzó a enamorarme. Yo le dije que no, porque no era mi tipo, pero él comenzó a investigar con mis amigas sobre las cosas que me gustaban”, recuerda Erayda, quien confiesa que Genaro le encontró “su lado flaco” cuando le obsequió música de Lucho Gatica, de Antonio Prieto y de Bievenido Granda, entre otros.

Lugo le llegó al corazón a Erayda poniéndole una serenata en la que él mismo cantó, “y claro, ahí vino el flechamiento terrible”, confiesa. Erayda también recordó que en muchas ocasiones Genaro cantaba junto a otros amigos en los cumpleaños del doctor Danilo Aguirre.

Recuerda que Genaro tenía un gusto exquisito para vestirse “y para regalarme y para comer; él era de aceite de olivas, le gustaban tenedores de plata, se vestía con combinaciones entre la faja y los zapatos y el pantalón con la camisa. Con eso le cayó bien a toda mi familia, y nos casamos en 1957, cuando yo tenía 17 años”.

Antes de comenzar su noviazgo con Genaro, Erayda le puso condiciones que el pintor aceptó de antemano. Primero, pedir permiso a su mamá, también tenía que llegar a las siete de la noche en punto a hacer la visita, “porque si llegás cinco minutos más tarde ya no me vas a encontrar. Yo no te voy a estar esperando, y si alguien me dice que andás con una mujer en la calle, hasta ahí nomás llegamos”, le dijo.

“Pasó tres días esperando para poderme dar el primer beso; la luna de miel fue otra tragedia, porque tenía que ser con calma todo”, dice la esposa del pintor, de quien da cuenta que siempre tuvo un carácter muy recto.


DINO ARANDA 


“Yo pinto mis trabajos a como los miro, siento y sueño; siempre buscando la originalidad”, afirma el pintor primitivista Gustavo Hernández Lara, quien expone sus pinturas “Agua, flor y fauna de Nicaragua”, en la galería Bernard Koltés de la Alianza Francesa. 

Su inauguración se realizó este pasado viernes 16 de agosto a las 7:00 pm., las obras estarán expuestas al público dos semanas, para que puedan ser admiradas o adquiridas por coleccionistas o amantes de las artes naif. 
Fue presentada por Melanie Bouchard, directora Alianza Francesa de Nicaragua, quien destacó la calidad del paisaje, flor y fauna de esta exposición que destaca por su gran colorido y su arte primitivista.
Asimismo la muestra fue comentada por el pintor Sergio Velásquez, quien reconoció el trabajo pictórico de Hernández en esta escuela del naif que pone en contexto el tema del medio ambiente visto desde el paisaje de Nicaragua.
Arte es un mirador del país
Esta son pinturas tratadas en acrílicos y técnicas mixtas; su temática del paisaje nicaragüense, abarca el pacifico, norte, sur, y costa caribe; podremos ver títulos de sus obras como Las piedras azules, mirador del lago Xolotlán, Momotombo y Momotombito,  Río Rama,  Karawala, Afanadores de coco, entre otros. 
En este sentido sus temas abordan la belleza natural del paisaje pero vista desde un mundo de la simpleza natural, del color vivo y pletórico de un jardín florecido que emana alegría de vivir sin las complejidades, propias de este mundo globalizado. 
El pintor 
Gustavo Hernández Lara, nace en Granada, en la Calle Corral, detrás del Convento de San Francisco, en  Granada, febrero de 1945. Fue miembro dela Junta Directiva de la UNAP ”Leonel Vanegas” Unión Nicaragüense de Artistas Plásticos. 
En su largo recorrido de cuarenta y nueve dejó sus huellas al haber incursionado en el difícil mundo de las artes plásticas nicaragüenses, como estudiante, corredor de arte independiente, ayudante y colaborador en las obras y talleres de conocidos maestros y pintores Praxis, como Leoncio Sáenz, Alejandro Aróstegui, Luis Urbina, Leonel Vanegas, Orlando Sobalvarro, entre otros. 
Recibió durante tres años clases irregularmente en la Escuela de Bellas Artes, llegaba a escuchar las clases de historia del doctor René Sandino Arguello, del dibujante Carlos Montenegro, y de Rodrigo Peñalba, llegando a ser conocedor de las artes contemporáneas. 
Fue un visitante asiduo del Cafetín La India, sitio donde llegaban el poeta Pablo Antonio Cuadra, el periodista Gabri Rivas, el poeta David Mcfields, los pintores Frank Karper, Dino Aranda, el fotógrafo Samuel Barreto, el músico Memo Neyra, entre otros, recuerda Hernández. 
De sus pinceladas 
Este pintor también nos confirma su humilde participación en algunas obras murales importantes, del maestro Leoncio Sáenz. Su obra es poco conocida en las galerías locales, porque él prefiere venderlas directamente a los coleccionistas. Muchos de sus trabajos fueron publicados en la década de los ochenta, en periódicos, revistas. 
En sus años de estudio en la primaria, recibió clases con el pintor granadino, Carlos Vela, éste le enseñó también a pintar sobre vidrios, recuerda. Sus primeros dibujos fueron guiados por el maestro Montenegro, y los realizó al carboncillo. 
Sobre su aporte al género del arte primitivo, afirma que “El primitivo en plumilla”, viene posiblemente de sus gustos por los paisajes rurales de la región norte y sur y central de Nicaragua, fecunda de ríos, lagos y montañas. 
“Mis obras las realizo de forma natural y libre, sin preocuparme de las teorías, técnicas de la modernidad y de la academia”, valora. 
El pintor salvadoreño, Camilo Minero escribió y publicó notas sobre algunos de sus trabajos artísticos y ha señalado algunas características que diferencian su obra de los primitivistas de Solentiname, Carazo, Masaya y de Bluefields. 
Desde los ochenta su obra ha tenido un avance significativo: ha pasado de un primitivo tosco y ligero, hacia uno de mayor calidad y reflexión con tendencia hacia un particular surrealismo muy ingenuo en sus composiciones. 
La pintura y plumilla de Gustavo, posee mucha sensibilidad extraída de su memoría bucólica de matriz campesina y no de imágenes calcadas del tercer mundo. 
En años recientes colaboró, en la realización de varios murales de los Pipitos, el cual dirigido por el maestro Róger Pérez de la Rocha. Otro en el hospital dermatológico, coordinado por Ricardo Morales, director de la Escuela nacional de Artes Plásticas. 
Últimamente, Hernández, coordinó un proyecto mural en realizado en el muro principal del colegio público de Villa Venezuela, trabajando mano a mano con el grupo Guardabarranco.


GRUPO PRAXIS


Como un acontecimiento “íntimo y emotivo entre amigos y pintores de cosas  olvidadas” calificó el pintor Alejandro Aróstegui la celebración del 50 aniversario de Praxis, grupo formado en 1963, junto al pintor guatemalteco César Izquierdo y Amaru Barahona, quienes firmaron un manifiesto que sentó las bases de un arte de vanguardia crítico y social.


“Este aniversario es una fiesta y fecha histórica importante, es recordar que no éramos simples decoradores. Praxis significó poner los polos a tierra, arriesgar la vida, dinamia y acción, un contacto con el pueblo”. Róger Pérez de la Rocha, pintor.

“Fue para mí un acontecimiento inmenso y alegría tremenda ser parte de la formación del grupo Praxis, que proclamaba en su manifiesto un arte por la verdad y la cultura, que ratificamos para seguir adelante”. Arnoldo Guillén, pintor.

“Los Praxis hacían pinturas tan impactantes que causaban fuertes emociones, sus colores eran oscuros, tristes, usaban toda clase de materiales, y no vendían sus cuadros, era su enorme convicción seguir reflejando esa realidad”. Mercedes Gordillo, escritora.



Durante el nostálgico homenaje tomó la palabra Luis Morales Alonso, director del Instituto Nicaragüense de Cultura, y dijo que se unieron a este grupo los pintores Leonel Vanegas, Leoncio Sáenz, Orlando Sobalvarro, Genaro Lugo, Luis Urbina, Mario Selva y otros, creándose el “cimiento del arte actual de la plástica nicaragüense que se nutrió del materismo español”.

EL ARTE COMO VIDA

“A grandes rasgos, Praxis significó la toma de conciencia del arte nicaragüense”, agregó por su lado Aróstegui, quien reseñó lo que hacían los artistas en Estados Unidos y Europa, países donde tuvo la oportunidad de viajar, estudiar, regresar a Nicaragua, y generar nuevas formas de expresión vanguardista y antiacadémica.
Reconoció al maestro Rodrigo Peñalba como el promotor del arte moderno en Nicaragua, del expresionismo y abstraccionismo. Arte que se vio en las exposiciones de fin de año, donde sobresalieron Orlando Sobalvarro y Leoncio Sáenz, entre otros pintores jóvenes que se les unieron en los años sesenta y en a finales de los setenta.

LOS POETAS DE PRAXIS


“Lo único que me entristece es que no estén presentes dos miembros del grupo Praxis, que no eran pintores, eran poetas que tuvieron que ver mucho con la parte histórica, Michelle Najlis y Francisco de Asís Fernández”, dijo en tono de sutil reclamo a los organizadores.
Ambos escritores participaron activamente en la reorganización del grupo en 1971 y 1972, y en las ediciones de las revistas literarias de Praxis y no fueron invitados en la histórica celebración. 
Otros ausentes fueron el pintor César Izquierdo y el intelectual Amaru Barahona, por encontrarse fuera del país, justificó Morales. Una pequeña muestra de  los pintores se exhibe en el Salón de los Cristales del Teatro Nacional Rubén Darío, lugar donde se desarrolló el evento conmemorativo.

VANEGAS REBELDE

El pintor Róger Pérez de la Rocha recordó a uno de  los pintores más significativos en el arte de lucha social: “Leonel Vanegas fue el más valiente del grupo, inspirador de esa rebeldía, él fue el militante del grupo Praxis, encarcelado y torturado muchas veces, por eso le rindo homenaje especial porque lo hemos olvidado, es el ejemplo a seguir por todos los pintores”.
La actividad fue alegrada por bailarines del Ballet Nacional y Ballet Folclórico Texolnáhuatl, quienes en los intermedios bailaron al ritmo de notas del palo de mayo, el mestizaje, y El solar de Monimbó .

Estuvieron presentes algunos familiares de los pintores fallecidos, asimismo amigos y pintores de la Escuela Nacional de Artes Plásticas Rodrigo Peñalba. Se espera al final de este mes otro homenaje a los Praxis por parte del Banco Central de Nicaragua.V



ESCULTORES

ERASMO MOYA

Escultura en la Nicaragua de la década de los ańos ochenta;
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La década de los ańos ochenta, producto de los hechos coyunturales provocados por la revolución social en que vivía el país, definió para el andar de la plástica nicaragüense, características muy especiales, que intervinieron en el estado y desarrollo de las manifestaciones plásticas. ;
En Nicaragua, la manifestación escultórica dentro de su comportamiento esporádico y falta de movimientos, sin embargo adquirió algunos bríos y otros derroteros, dentro de lo que tradicionalmente mantuvo: el impulso o estancamiento de algunos pocos autores diseminados entre la tradición y lo moderno.;


En la década de los ańos ochenta se observa el trabajo de artistas ya conocidos, que más que continuar su producción la elevaron y obtuvieron un mayor reconocimiento. Dentro de estos autores reconocidos tenemos a Fernando Saravia, quién además de su obra plástica, como maestro de escultores de prestigio como Arnoldo Guillén, Noel Flores, Orlando Sobalvarro entre otros, se ocupó de la formación de artesanos del Taller de San Juan de Limay, por parte del recién formado Ministerio de Cultura. Entre sus alumnos destacan el reconocido escultor Erasmo Moya, (1952); Freddy Moreno, (1963) y Leonardo Solís (1965).;

En cuanto a tendencias estilísticas se puede decir que hay una variante de posibilidades que van, desde las características formas expresionistas del maestro Saravia, hasta formas figurativas abstractas, estilizaciones de figuras de mujer en algunos casos dejando entrever cierta identificación regionalista, o aportes a las representaciones de la fauna. En el caso de Erasmo Moya sobresale la afición a la representación de mujeres indígenas con obesidad acentuada hasta la deformidad, con algún acento de surrealismo.;

Ernesto Cardenal, el más asiduo y permanente escultor, desarrolla dentro de sus propuestas de figuración de animales la extensión a la flora y la fauna universal, sin olvidarse del rescate del zoo regional excluido de los asuntos artísticos de los autores nacionales y de los registros bibliotecarios. A principios de los noventa dentro de su planteamiento de figuras estilizadas como dando continuidad a sus personajes místicos, realiza su silueta de Sandino. Una figura de grandes dimensiones colocada en lo alto de Loma de Tiscapa, tal vez como ulterior recuerdo de los acontecimientos de los ochenta. ;
La labor e influencia de Ernesto Cardenal también se puede ver aquí en los trabajos escultóricos artesanales de los campesinos de la Escuela de Solentiname que en material de madera balsa y pintado de vivos colores empezaron a reproducir creativamente la fauna del archipiélago donde vivían: oropéndolas, guapotes, cusucos. Temas abordados por el mismo, pero increíblemente con un sello particular dentro de la mano artesana de los campesinos.;

Leoncio Sáenz participa en los ańos ochenta con sus interpretaciones de la herencia prehispánica en el mismo estilo de su obra preterremoto en la azotea del Hotel Balmoral. En su obra “Homenaje a los Héroes y Mártires de la Alfabetización”, una especie de paralelepípedo a manera de estela de gran altura, con estilizaciones de escritura maya o azteca, donde figura el muchacho alfabetizador de cotona, en el centro de una base radial, decorada con placas con los nombres de los caídos, situado en la entrada del Olof Palme, se concentra una de sus más claras obras poniendo al servicio de su tiempo los didácticos o explicativos dibujos prehispánicos.;
Orlando Sobalvarro como escultor desarrolla también a finales de los ochenta, obras escultóricas con características abstractas, dentro de la línea de sus asuntos pictóricos: búhos, medias lunas, formas de tendencia orgánica integradas a una propuesta colorística muy refinada y acuciosa. Especies de figuras con sombras o manchas sobre la superficie: planos de referencia del cubismo sintético, propuestas de forma sin modelo físico natural establecido. Producción de formas de tendencia orgánica a partir de las posibilidades espaciales de los planos. Introduciéndole huecos intersecciones o planos semionduladas.;

Por su parte el escultor Arnoldo Guillén participa de la escultura de retratos dedicándose a este arte. Con su trabajo por ejemplo continua la serie de imágenes sobre Sandino que en la primera mitad del siglo iniciara Roberto de la Selva, con su vaciado en bronce “Soldado del Continente”. Guillén en su propuesta escultórica deja a un lado las propuestas expresionistas de los otros y acomete con un realismo casi fotográfico entre diversos personajes el de héroes como Sandino.;
Entre los establecidos como Noel Flores o Pablo Vivas, se destaca el más joven Frank Orozco, con una de las más reconocidas obras de los ańos ochenta “El homenaje al combatiente popular” frente al Cine González. Una figura masculina en soldadura de metal de unos 6 metros de altura, que simboliza un anónimo soldado de las milicias populares por su fusil empuńado en un brazo levantado y en el otro brazo el símbolo del trabajador, la piocha de un minero.;
Realizado en un primer momento como un “Homenaje al obrero de la construcción”, para una plazoleta de un plantel del ministerio, el “Homenaje al combatiente popular” es a la vez que un importante símbolo de un régimen y de una época, incluso en determinado momento quiso ser destruido con una bomba, también un ejemplo de la imposición oficial. El instrumento original, la pala le fue cambiada por un fusil, y el brazo, exagerado a gran magnitud. Así, tampoco se ubica adecuadamente en el contexto urbano donde al final quedó.;

Dentro de los nuevos artífices aparecen Salvador Aguilar, autor de estilos diversos o exploratorios, haciendo hincapié en la naturaleza orgánica de las cosas y haciéndolas crecer, al fin volviéndolas fieras. Aguilar se extasía en sus búsquedas en la naturaleza del cuerpo humano, principalmente mujeres, haciéndolas desaparecer para quedarse nada más con los hechos, la actividad, la acción que en sí realizan. ;
Otro es, Aparicio Arthola, de genio expresionista. Espontáneo, prolífico, articula en sus andares diversas posibilidades desde las que retoman formas dadaístas incorporando con sentido ecléctico desperdicios como retazos, metales, elementos mecánicos, para formar figuras de gran impacto realista, hasta formas que en su distorsión de la realidad llegan a crear objetos de un realismo fantástico que no escatima en la denuncia o el cuestionamiento social.;

Casanova Ellis Francis, de amplia formación académica, realiza sus propuestas desde el manejo de diversas técnicas, metal, vaciado, esculpido en madera o en piedra, realizando obras de características constructivistas y abstractas como sus obras “Composición”(1987) en el Olof Palme, especie de péndulo de yeso y metal bańado en ocre. ;
O “Intersecciones”, obra en varillas de metal soldada, de 1.5 x 1.5 mts., formada a partir de un cubo construido en sus aristas al que se agregan otras aristas generando un proceso deconstructivo. Este proceso de desenvolvimiento no es solamente lo que forma la figura sino la transparencia, los elementos del entorno que vistos a su través, se incorporan a la visión de la escultura. Teniendo, también con ello sin mayor pretensión, la percepción de una figura puramente minimalista.;
Casanova Ellis también ha participado de obras con características realistas dentro de la nueva temática política. Por ejemplo, está presente en la realización del conjunto escultórico de Matagalpa en homenaje al combatiente popular un grupo de personajes de características realistas que dispuestos radialmente inclinados y otros de rodillas disparan sus armas en varias direcciones.;
Dentro de los escultores formados en los ańos ochenta también destaca el trabajo de Miguel Angel Abarca, quién durante la época realizó diversas exposiciones sobre todo en la técnica de esculpir la madera, realizando enormes bajorrelieves anteponiendo como asuntos costillares, toros, dorsos y otros fragmentos de cuerpo. Al tratamiento de superficie de las obras le da un acabado ocre, y un patinado que dentro de la monocromía destaca los altos contrastes. ;

El trabajo sobre madera pero esta vez buscando formas abstractas orgánicas, lo realiza Florencio Arthola, quién toma u observa la forma de la madera y le sigue su vena e intenciones, generando, trasponiendo y elaborando ritmos inusitados que parten o surgen de formas del subconsciente. ;
Rodolfo Tikay pertenece también al grupo de escultores jóvenes que nacen de la enseńanza del arte de los ańos ochenta. Se reconoce por su dominio de la escultura realista. Dentro de sus obras conocidas está el alto relieve dedicado al maestro Rodrigo Peńalba, en el 80 aniversario de su nacimiento, y que se encuentra en la entrada de la Escuela de Bellas Artes en la Colonia Dambach. ;
De las propuestas de arte público monumental está la contribución de la escultura suiza Barbara Roth, quien a finales de los ańos ochenta realizó un mosaico escultórico de varios metros de altura en blanco, rojo y negro, con caras y máscaras, en referencia a los mártires de la revolución y que hoy se encuentra en Managua en el Centro Oscar Arnulfo Romero.;
La contribución de la Escuela de Arte Público Monumental, fue muy importante, sobre todo obras de colectivo donde participan italianos como Sergio Michelini y estudiantes del Centro que entre otros realizaron especies de esculturas constructivistas con residuos metálicos de implementos agrícolas en la periferia de la ciudad de León.;

Dentro de los apasionamientos de la Revolución social de la década de los ańos ochenta pueden mencionarse una serie de monumentos a héroes y mártires apreciados en diversos parques de la ciudad. Obras en cemento, intensas de colorido y de poca elaboración y escala reducida. Así como en el principio de los ańos ochenta, el dominio de esculturas monumentales como la estatua ecuestre del General Somoza en el estadio de ese mismo nombre, o la estatua de Luis Somoza en la hoy Plaza El Sol, en Managua.;


Destrucciones que simbolizaron la muerte de los antiguos símbolos para la introducción de nuevos valores que al fin y al cabo no atentaron contra obras de calidad, pero iniciaron la posibilidad o permiso de derribo de obras posteriores.;
Importante es seńalar la obra de intervención al antiguo monumento a Rooselvet, escultura monumental al pie de la loma y al final de la anterior avenida Rooselvet. Especie de águila abstracta con las alas plegadas que simbolizaba el águila norteamericana, en estilo decó. Dicho monumento fue cercenado en la pieza del centrola cabeza del águila, para disponer una base con segmento de fuste y estrías clásicas recortada de donde surge una llama, y llamarse ahora “Homenaje al combatiente desconocido”. Curiosa paradoja o propuesta intencionada que en el centro de Managua, simboliza el rompimiento con las incidencias en Nicaragua del país del Norte. ;
Monumentos dedicados con características escultóricas lo podemos ver en el Mausoleo a Carlos Fonseca en el parque Central diseńado por el Arq. Hugo Zambrana, con las formas poliédricas terminadas en una llama viva. ;

El andar de la plástica nicaragüense en, la década de los ańos ochenta a pesar de los continuos embates sociales, no fue como muchos imaginan tan sólo la aparición de nuevos asuntos relacionados con la política. Relativamente hubo un auge inusitado de la escultura en el país y las tendencias fueron variadas y diversas, con mucha fuerza expresiva y simbólica y también dentro de lo abstracto, se puede decir que no hubo una línea oficial impuesta aunque el comitente no dejó de incidir en la propuesta de los artistas.;
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Aparicio Arthola

expresionista nicaragüense grotesco y erótico, por Arnulfo Agüero


Aparicio y su escultura "Negro rapero"

Sin pretender asociarlo, con las expresiones del grito, de la rabia, de la locura, o del terror y feísmo rudo de los grandes como Edvard Munch, Francis Bacon, Vincent van Gogh, Francisco de Goya, Jean Dubuffet… Las fantásticas pinturas y esculturas de Aparicio Arthola (1951, Piedra pintada, Nicaragua), son representaciones personalizadas y con mucho ingenio desconstructor, de la angustia interna, caricaturizada e ironizada con poder de escándalo hacia el exterior indolente.

Se puede percibir, cuando hablas con este artista de mirada huraña y nerviosa, su tensionada cosmovisión de lo grotesco de su art brut, de lo melodramático, emergidos de sus obsesiones y frustraciones personales exteriorizadas y exageradas como íconos de violencia, miedo, soledades e injusticias sociales de su país, Nicaragua; o de cualquier parte del mundo. Cabe recordar que el expresionismo apareció como una reacción a los modelos del arte clásico. Resulta paradójico ahora ofertar belleza y fealdad a través de objetos repugnantes e impúdicos. Hoy, muchos defienden que: la pintura o video de un rostro feo o deformado puede incluso llegar a ser “muy bello y sensual”, hablando estéticamente.

Esto parece ser la lógica de la ironía y el relativismo posmodernista, ecléctico o de contracorriente que incluye hoy en sus salones, sin rubor obras fotoerrealistas, o imaginería erótica kitsch, resucitando las pretensiosas modas del pasado, o bien obras abstractas o conceptuales de las más absurdas, agresivas y escandalosas.

A volar, lienzo de Aparicio Arthola
Estas acciones lúdicas de posmodernidad, sin duda hacen que resulte más fácilmente asimilable por la cultura popular o de masas, por las reacciones de impacto que estas buscan.

En estas atmósferas de su tiempo se mueven las formas simbólicas deformantes o distorsionadas de Arthola, pintor y escultor del escándalo, del miedo, del monstruismo humano y erotismo satírico.

Pintor y escultor de los desechos encontrados, de las instalaciones, de la escultura de madera y cemento… de la tierra de tempestades: Nicaragua. El director del Museo-galería el Águila, Hugo Palma dice de el: “su estilo es ecléctico, ingeniosamente se apropia de trozos de tela, pedazos de cadena, tuercas, tornillos, cajas de metal que incorpora a sus esculturas hechas de yeso mezclado de cemento o madera, pintados luego en colores fuertes”. Y agrega: “la obra de Arthola es expresiva, cruda, dura pero al mismo tiempo divertida, sarcástica. Es como un grito que no se siente, pero que se ve”.


En 1995 sus obras fueron seleccionadas por la curadora Joanne Bernstein y exhibidas itinerantemente por el Harris Museum and Art Gallery, en las ciudades de Preston, Leicester, Sunderland, Brigton, Hudderfields y Londres. Pero sus inicios en las colectivas arrancan desde 1981 al exponer internacionalmente en Washington, Barcelona, (Mostra d’ art erótico, Artlugi. Pero zompopi), Zurich, (Trascultura), Holanda, Cuba, Panamá.

Y en Nicaragua en la galería de Artefactoría, (la instalación, nos vidrios en Paris”), Galería el Águila, Génesis, (Rompiendo con la imposición del silencio instalaciones), Praxis, y el Museo de Arte Contemporáneo Julio Cortázar”, con pinturas y esculturas.


Mesa de ilusiones, cerámica, hierro y plástico
El crítico francés, Norbert Bertrand Barbe, respecto a una de sus muestras de 1988, en la galería Artefacto apuntaba: Arthola en su doble aspecto pictórico y escultórico es la conjunción de las corrientes expresionistas y dadas. Sus pinturas (como Los bardentes rojos, De retorno mamá), resaltan ambientes nocturnos con escenas de violación, sexo y borracheras”. Asimismo señala que como Nolde, Ensor, y de alguna manera, van Gogh, utiliza la iconografía religiosa para criticar la doble moral. Rompiendo con la imposición del silencio, fue otras de las muestras personales, expuesta en el Museo-galería Génesis. De este admirable y controversial artista, y maestro de escultura alternativa, por más de tres décadas, el poeta Álvaro Urtecho dice: “Los personajes de Arthola son fundamentalmente nocturnos y espectrales, aunque procedan del día."


Son seres marginados y condenados de la gran ciudad, lafeurmillante cité, la hormigueantes ciudad de Baudelaire. El payaso y el predicador convulsivo. La ramera y el criminal, el enano, el prófugo y el santo, el rapero y la bailarina. Rostros de una subcultura que el artista aborda con valentía y caridad.


De su producción artística, Arthola 25 esculturas y una pintura, que se encuentra en exhibición permanente en el Museo Cortázar de Managua, la doctora en arte, María Dolores Torres declara que: “el arte de Arthola es un arte de crisis y de testimonio, al igual que el Expresionismo y Neoexpresionismo… Arhtola hace alusión a la decadencia moral del su país utilizando imágenes impactantes y agresivas”. Y agrega: “niega lo bello y sublime porque la realidad es grotesca y desagradable”. Finalmente el artista nos obsequia uno de los versos —que dedicara al poeta modernista Carlos Martínez Rivas a dos años de su muerte—, al cual considera como uno de sus autorretratos ineludibles y sarcásticos: “Dos días después de haber dejado mi cuerpo absorbido por la tierra, mi espíritu vaga por todas las vicisitudes desde mi niñez; la música, los árboles, los parques, los talleres. Esta es la lanza que oprime mi espíritu en estas largas noches sin ver LA LUZ del sol”.



Evadiendo la realidad, lienzo de Aparicio Arthola


PATRICIA BELLI

El espacio de exposiciones de la Fundación Teorética será punto de encuentro de los casi 30 años de carrera de la artista y educadora nicaragüense Patricia Belli. La exposición Frágiles, obras de Patricia Belli, 1986-2015mostrará ese legado desde este miércoles 20 de julio y hasta el 1.° de octubre.

Este miércoles 20 de julio habrá un acto inaugural en el edificio principal de Teorética, en barrio Amón (300 m norte del Templo de la Música del Parque Morazán). El horario de atención es de 9 a.m. a 6 p.m. y el ingreso a la exposición es gratuito.
El Nuevo Diario de Nicaragua ha llamado a Belli precursora del arte contemporáneo en su país. En la exposición, se repasa su trabajo, nutrido por las disciplinas de pintura, escultura y videoarte.
"Belli inventa objetos que hacen colisionar una extraña mezcla de alegría y de desilusión, de gozo y de denuncia, compartiendo la certeza de que la tarea más importante del vivir es redefinir nuestra manera de estar en el mundo", explica el texto del curador Miguel López.

La exposición es un esfuerzo de López y de Teorética de revisar la obra de artistas mujeres de Centroamérica y el Caribe.
Conversatorio. La fundación será anfitriona del conversatorio ¿Qué tipo de cuerpo y de mundo imaginan las obras de Patricia Belli? Allí la artista dialogará con los curadores Tamara Díaz Bringas y Ernesto Calvo y los artistas locales Roberto Guerrero y Priscilla Mong



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